Ordenó sin pestañear, las decenas de billetes que había recibido apenas unos minutos antes. Por tamaño, color, valor, e incluso, por código de serie. Al llegar, la policía quedó tan impresionada, que tuvo que dejarle terminar.
La pared que algún día fue blanca derivaba en un sucio gris con reflejos carmesí.
Un halo de luz avisaba del amanecer colándose por los simétricos hierros y reflejándose en estos.
Se oían fuertes lame
Eran las seis de la mañana, me había levantado para ir al baño. Estaba todo tranquilo y caminé como un sonámbulo hasta la puerta del aseo. Hice mis necesidades y me volví a acostar. A las nueve me lev
Dibujaba con su pintalabios favorito, un rojo mortal. Lenta, sin prisa. Después, la raya de gata tan característica y afilada. Se aplicó unas innecesarias capas de rímel. Eligió el perfume compañero h