Hay algo que hace que no pueda dejar de mirar a este hombre. Unos 50 años el pelo canoso y una chupa de cuero aún mojada por la lluvia. No levanta la cabeza de la barra más que para terminar de un trago el vaso de whisky que descansa en su mano derecha y con un pequeño sonido con los hielos, el camarero recarga su vaso. Tiene la mirada perdida y aunque parece calmado, algo me dice que está huyendo ¿Pero de qué?¿Qué puede hacer que un hombre así huya?
De repente el hombre comienza a sonreír poco a poco y me mira de reojo.
-¿Es qué nadie te ha dicho que la curiosidad mató al gato?
Por David García.
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